La jubilación de muchos miembros del Cuerpo que pasaron a formar parte de éste en los años 80, así como el crecimiento experimentado durante los últimos años debido al creciente prestigio que acumulan los Ingenieros Industriales del Estado en la Administración, presenta actualmente una oportunidad única para convertirse en miembro de este grupo de altos funcionarios, ejecutivos de élite del Sector Público (220 plazas en juego en 2024 y 150 estimadas para 2025).
Por otra parte, se han venido incorporando al cuerpo unos 35 ingenieros industriales de media durante los últimos años, lo que hace que, en una profesión con un paro casi inexistente (el técnico), haya relativamente pocos competidores reales en el proceso selectivo (oposición).
Hace unos años, preparar oposiciones era un campo elegido por unos pocos: los portales de empleo publicaban 100 ofertas de trabajo diarias y el sector privado ofrecía buenas posibilidades de empleo. Entonces, opositar era para los muy conservadores o para los que tenían una clara vocación de servicio público, para aquellos que preferían no arriesgarse en la vida y conseguir un empleo de calidad, fijo y, más o menos, bien pagado.
El proceso selectivo, si bien se ha acortado reduciendo de 3 a 2 temas en el ejercicio escrito y sustituyendo el examen de inglés por casi cualquier título de plataformas como Aptis, British Council o Cambridge, implica estudiar menos que hace unos años: la dificultad y el esfuerzo a aplicar se han reducido.
Cuando las oportunidades laborales en el sector privado se reducen, lo que hace unos años era una alternativa para unos pocos, hoy se convierte en una opción mucho más interesante. Más del 40% de los desempleados valoran preparar unas oposiciones. Las razones son muchas y variadas, pero la principal es la estabilidad que proporciona una carrera en la Administración Pública, un trabajo para toda la vida.
¿Por qué opositar? Muchos eligen opositar por estas 10 razones:
1. Inamovilidad del puesto de trabajo que, entre otras cosas, proporciona un ambiente de trabajo. Cobro del salario puntualmente cada mes, con la seguridad que proporciona el mayor empleador del país: el Estado. Facilidades para conseguir hipoteca como funcionario público.
2. Salarios que comienzan en torno a los 46.000 euros brutos anuales, con notables posibilidades de incremento a medida que se asciende en la jerarquía institucional (pueden superar los 105.000 euros anuales); pagas extraordinarias en verano y navidad.
3. Un trabajo apasionante, variado y atractivo, con posibilidad de movilidad transversal, pudiendo desarrollar el puesto en diferentes áreas y sectores de actividad, con la satisfacción de trabajar para el bien común, para todos; movilidad inter- e intra-administrativa, tanto nacional como internacional.
4. Al año: 30 días naturales de vacaciones; hasta 14 días laborales adicionales de asuntos particulares ("moscosos"); 45 días anuales de vacaciones no remuneradas; días adicionales en caso de mudanza, estudios, etc.
5. Amplias posibilidades de promoción interna en puestos directivos, comenzando en el subgrupo A1 (el más alto en la administración), hacia los niveles 28, 29 y 30.
6. Horarios flexibles y moderados, buenas posibilidades de conciliación de la vida familiar con la profesional. Posibilidad de terminar la jornada laboral a diario a las 13:30 los meses de verano y 14:30 el resto del año.
7. Un amplio abanico de beneficios sociales: guardería, cheques para la adquisición de material escolar, gastos médicos, de oculistas y dentistas, etc.
8. Posibilidad de utilizar excedencias conservando la plaza, para finalidades tan variadas como trabajar temporalmente en el sector privado, emprender un negocio, hacer un descanso o darse una vuelta al mundo.
9. El gran conocimiento, capacidades y aptitudes que se adquieren al estudiar una oposición del subgrupo A1.
10. Un entorno con mayor igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
Opositar siempre ha sido una alternativa convincente, pero muchos no estaban dispuestos a pagar el precio: el esfuerzo y el aislamiento propios de muchas horas de estudio.
Cada vez está más claro que el sacrificio merece la pena, aunque sólo sea por los conocimientos que se adquieren durante el estudio y las capacidades que se desarrollan, como por ejemplo un mayor nivel de idiomas, la capacidad de hablar y exponer en público, habilidades para resolver problemas complejos trabajando bajo presión (tiempo limitado en las pruebas), una mejor comprensión del funcionamiento del Estado y de la relación entre la sociedad general y éste, buenos conocimientos de economía o un excelente vocabulario y expresión oral y escrita.
Si todo esto te dice algo, somos tus futuros compañeros en el Ministerio y estamos encantados de ayudarte en el proceso. ¡Contáctanos! general@ingenierosdelestado.es